Úlceras venosas: Una lesión tratable con productos y el tratamiento adecuado

Escrito por el 29/04/2024

Aproximadamente el 1% de la población mundial presenta úlceras venosas y asciende
al 3% en mayores de 65 años. Este tipo de lesiones tienen largo tiempo de evolución,
incluso pueden permanecer años abiertas. Sin embargo, tienen el potencial de ser
curadas en 12 semanas con una evaluación y tratamiento apropiados.

Santiago, 29 de abril de 2024. Las úlceras venosas son lesiones en la piel causadas
por la insuficiencia venosa. Esta condición, que es reportada principalmente por las
mujeres, según indica la Sociedad Europea de Cirugía Vascular en el 2022, ocurre
cuando las venas de las piernas no pueden retornar eficientemente la sangre al
corazón, provocando daño en la piel y la formación de úlceras.

De acuerdo al documento de consenso de las úlceras de extremidad inferior del 2018
(CONUEI), 1 de cada 100 personas en el mundo las padece, pero esta cifra asciende
a tres cuando se trata de personas mayores a los 65 años. Si bien es una enfermedad
considerada crónica, es decir, de larga duración y progresión lenta, “existen diversos
tratamientos para abordarlas y generar bienestar al paciente”, explica María Fernanda
Morales, especialista clínica de la unidad de Health and Medical de Essity, compañía
líder en higiene y salud, y agrega que, “de hecho, con un tratamiento y soluciones
adecuadas, las úlceras venosas son capaces de ser curadas en un plazo de 12
semanas”.

La especialista clínica señala que es necesario realizar un plan adecuado para curar
las úlceras venosas y que debe ser integral, considerando los pilares del tratamiento:
1) la evaluación y diagnóstico etiológico y vascular;
2) la preparación del lecho de la herida y de la piel;
3) el uso de terapia compresiva para el tratamiento y prevención de
recurrencias.

PILARES DEL TRATAMIENTO

Las enfermedades venosas crónicas son muy silenciosas y están asociadas a factores
de riesgo como la obesidad, el uso de ropa apretada, el tabaquismo y la edad
avanzada. De hecho, se estima que el 80% de la población tiene alguna enfermedad
venosa crónica, según la Sociedad Europea de Cirugía Vascular, que puede
evolucionar hasta convertirse en una úlcera venosa si no se trata adecuadamente.
La evolución de las heridas no es inminente y presenta una serie de etapas que
permiten prevenirlas con mayor eficacia. Morales indica que la primera de ellas es la
sensación de pesadez en las piernas. Luego es necesario prestar atención a la
aparición de arañitas y várices o hinchazón de las piernas. Esto puede progresar a un
cambio de textura en la piel (lipodermatoesclerosis) hasta que finalmente aparece la
úlcera.

En primer lugar, se debe realizar evaluación y “pueden colocarse apósitos
antimicrobianos que permiten atraer a las bacterias para que se adhieran a su
superficie y así favorecer la cicatrización”, detalla la especialista. Además, existen
productos para absorber y retener altos niveles de exudado, como también apósitos
avanzados que protegen el tejido recién formado. Dentro del tratamiento, existen las
vendas y calcetas compresivas, que generan presión sobre la pierna cuando la
persona camina, favoreciendo la circulación de la sangre y acelerando el proceso de
cicatrización.

“Con un tratamiento adecuado, la mayoría de los pacientes pueden curar sus heridas
en un plazo de 12 semanas y retomar su cotidianidad. De hecho, este tratamiento
permite entregar productos especializados para cada etapa, potenciando la pronta
recuperación. Por eso, en caso de presentar síntomas, es importante que la persona
se dirija a consultar con un cirujano vascular o flebólogo para que pueda guiarlo”,
subraya.

CONCIENCIA

Morales enfatiza que apenas el 50% de los pacientes reciben terapia compresiva, a
pesar de su importancia demostrada por diferentes estudios. Por este motivo, destaca
que, en general, “no hay mucho conocimiento sobre esta afección y por este motivo
nos encontramos con especialistas que recetan una calceta compresiva, pero no
indican correctamente su aplicación de acuerdo con el grado de enfermedad que tiene
el paciente”. En este sentido, además, aclara que muchos profesionales no actúan por
temor a hacerlo mal.
Por otra parte, la profesional considera necesario desnormalizar la idea de que los
pacientes deben vivir con este tipo de heridas por muchos años, debido a una percepción
errónea que puede surgir debido a la falta de información adecuada y a la creencia de que
las úlceras venosas, al ser crónicas, no pueden ser tratadas.

En su mayoría, quienes tienen úlceras venosas son personas de bajos recursos que no
viven cerca de centros urbanos y esto les dificulta darle continuidad al tratamiento. Como
consecuencia, la gravedad de su estado puede llegar a tal punto que las heridas producen
un fuerte olor similar a la carne podrida y las personas eligen aislarse, incluso de sus
propios familiares. Este aislamiento puede tener consecuencias psicológicas graves, como
la depresión y la ansiedad, y puede afectar significativamente la calidad de vida de la
persona.

“Tener una úlcera venosa representa un dolor que atraviesa todos los hábitos de la
vida. Sin embargo, con la atención y el cuidado adecuados, no sólo pueden
prevenirse, sino también curarse, y esto es algo que la sociedad necesita
comprender”, concluye Morales.


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